Palmitas / La Bea / Abajo a la derecha / Iba tan tranquilito / Donde vas / Violador Man / Perico / No vengas borracha amor / En la playita / El capitan pirata
ARROZ CATALINA
Javi Fuertes: Guitarra
Nacho de la Nati: Guitarra
Juanma Roldan: Voz
«En el barrio había grandes jugadores de billar, atracadores famosos, bailones a gogo, palmeros de nacimiento, camellos puestos y macarras de todos los colores. El nivel cultural medio estaba raspando el Certificado de Escolaridad que daban por haber ido a la escuela hasta los 14 años. Yo que era de los de nivel alto, había abandonado el colegio a los dieciséis años.
Con este panorama, era impensable que a cualquiera de nosotros se nos ocurriera hacer un grupo musical, teatral o vaya usted a saber. Eran otros tiempos. A mi, me hubiera gustado meterme o montar alguna vaina de esas, pero durante mucho tiempo viví con la idea de que eso no estaba a mi alcance, que eso del cante y el arte o venía de tradición o era para los de un escalón superior como por ejemplo los de la Conce que habían ido al instituto.
Así, aunque siempre con el gusanillo de la música, no fue hasta pasados los veinte cuando se me quitó esta tontería de la cabeza y tomé la resolución de subirme a un escenario a cantar ante el público, aunque fuera una sola vez en la vida.
El Suso, conocido del barrio, universitario y guitarrista de un grupo llamado «Caballo» en el que había sido vocalista entre otros «El Gran Wyoming», me pasó una cinta por si quería hacer una prueba como cantante ya que el que tenían se les había ido. Era verano, comenzaba mis vacaciones y me marché con la cassete lleno de ilusión dispuesto a ensayar lo que fuera necesario para pasar el examen con sobresaliente. Según escuchaba las canciones me entraban ganas de cambiar las letras y las cambié.
El día que llegué a Tablada, al local donde ensayaban para la prueba, y les dije que las letras eran otras, alucinaron. Me canté cuatro y su veredicto fue que muy bien, pero que no creían que con esa voz llegara a aguantar un concierto entero sin destrozarme la garganta. No les interesé, debieron pensar que si el primer día les había cambiado las letras, en una semana los podría volver locos. Me marché triste por las calabazas y preocupado por mi laringe, busqué un médico especialista y me dijo que mis cuerdas estaban muy castigadas.
Tendría que dejar de fumar y tomar mucha miel para poderme dedicar al oficio de mis sueños. Pero ya había catado lo de escribir canciones y el tabaco y me parecía que no iba a poder dejar ni una cosa ni la otra.
Como fracasé con el grupo del Suso me fui a comerle el coco a Javi Fuertes, un guitarrista que acababa de formar el grupo «Galaxia» con otros chavalitos del barrio. Por fin se dejó convencer cuando le enseñé una letra que yo tenía escrita para el concurso del Villa de Madrid. “Si yo fuera el alcalde, plantaría a la vez todos los árboles”, así se llamaba la canción. Le gustó y quedamos en ponernos manos a la obra en una semana.
Dos días más tarde por razones que no vienen al caso le tuve que meter una ostia a un hijo de puta, me rompí dos nudillos de la mano y me la tuvieron que escayolar. Lo peor fue que los Nolotiles que me recetaron junto a otros potingues que no me habían recetado, me causaron un fuerte dolor de riñones.
Tras unos análisis cuyos resultados dieron mil transaminasas tuve que suspender el Villa de Madrid y mi ascensión al estrellato.
Meses más tarde estaba en el sótano de Javi Fuertes grabando en un cuatro pistas, no «la del alcalde», sino, el «Palmitas a los Rolling Stones». Cuando lo acabamos, no le habíamos metido palmás al rock & roll como era mi intención pero a la gente le gustaba y decidimos dejarlo tal cual. Luego grabamos la Bea, y después el Capitan. Estaba que no cabía en mi cuerpo de contento.
Repartíamos la cinta entre los amigos, escuchábamos sus comentarios y yo me sentía el hombre más importante del mundo. Seguíamos gravando canciones; La Borracha, Perico, Violador-man, la Playita. No salíamos del sótano. Javi se hacía las baterías, los bajos, los teclados, las guitarras, todo lo tocaba él. Yo escribía y borraba, borraba y escribía, cantaba con todas mis fuerzas; gritaba y gritaba y al contrario de lo que habían vaticinado los vaticinadores, mi voz ronca aguantaba lo que le echara. Eramos felices sin ver la luz del sol, sin chicas, sin amigos. Solo cuando dábamos por finalizado un tema salíamos del sotano para mostrarlo y buscar caras de aprobación entre nuestros seguidores.
Muchas veces se ha oído decir del esfuerzo, vueltas y dificultades que han tenido que pasar los artistas hasta conseguir grabar el primer disco. Para nosotros fue lo más fácil. Una amiga, tenía una amiga, cuyo padre era el director artístico de Poligran, la cinta llegó a sus manos y quiso conocernos. ¿Como os llamáis? «Arroz Catalina».
El día que fuimos a la entrevista con Cárlos Perez, ni siquiera habíamos tenido nuestro primer concierto. Que hicimos veinte días después en el Wuana, coincidiendo con la primera vez que vinieron los Cure a tocar a Madrid. Lo pusimos hasta la bandera.»
Juanma Roldán